jueves, 22 de noviembre de 2012

ESPACIO (día 1)

Dakar, 19 de agosto de 2012



Llegada al aeropuerto Léopold Sédar Senghor; ya tenemos tiempo y lugar: 
2h de la madrugada en el aeropuerto de la capital de Senegal. Nos esperan, sin saberlo, los hermanos de Aziz: Cheikh, el mayor, Khadim, el pequeño, y esta sensación ya vivida de que los conoces sin haberlos visto nunca antes.

Hay caras de sorpresa y abrazos de madrugada que no tienen precio: 
Khadim, mon frere; Cheikh, le chef.

Tardan en recuperarse, esperaban a una pareja de turistas desconocidos que no llegará nunca. En su lugar, esta toubab y la cara de felicidad de Aziz.

Ajetreo en el aeropuerto y en el parking. Welcome to África! Trayecto en coche hasta el hotel La Citronelle sentada junto a Khadim y su ternura con la niña que juega sobre sus rodillas, la hija del conductor inesperado que nos traslada hasta nuestro breve primer alojamiento.

Khadim, que desea a ir a Francia…

Khadim, que ha de tomar la medicación para recuperarse de una embolia pulmonar…

Khadim, que ha perdido 5 kilos…

Khadim, mon frere

El régimen militar de Cheikh nos permite dormir sólo 4 horas y partir a las 9h del coqueto hotel después de varios cortes de electricidad. Destino final: el corazón de la familia, Mamá Aziz.

Por el camino, dormir en tu hombro, hablar con Khadim y comprar una cabra para la fiesta final del Ramadán, la Korité… ¡una cabra! Mover el equipaje y hacerle un hueco en el maletero. Sentir que la vida comienza a agitarse, a ensanchar los límites, a vaciarse de lo que le sobra y a dejar espacio para que entren en ella cosas que antes no cabían: una cabra, una familia, un nuevo país.

A través de las ventanas del taxi, una ciudad mezcla de otras que ya visitaste: Marruecos, México, niños y sonrisas, caos en el tráfico, café con leche, la prensa del día, bolsas de plástico, felicidad en las miradas, telas de colores… todas se parecen, todas te acogen con los brazos abiertos.

Mamá África, siento que ya te había visto antes y que me habías sonreído, los dientes blancos sobre tu piel negra, ojos de bondad como nunca antes vi y un turbante de colores cálidos. 

Mamá África, siento que este encuentro es en realidad un reencuentro.

Enchantée, Mamá África. 




sábado, 10 de noviembre de 2012

LIGEREZA (día 0)


En mitad del aire, entre el  17 y el 18 de agosto de 2012



Un no-tiempo, un no-lugar donde dos personas (dos que son dos y no son uno ni mitades) se enfrentan a sus propios miedos: tu miedo a volar y mi miedo a… ¿a que vueles?

Mucho antes de subir a este avión ya sentí que el viaje comenzaba. Comenzó en Barcelona al comprar las sandalias con las que quería caminar sobre la arena, bajo la lluvia, entre la gente, adentro de mis calles abarrotadas, en los márgenes difusos de esta relación, hacia esa parte de ti que es tu raíz y que te atraviesa, te vertebra y, al ver la luz, da frutos.

Comenzó cuando Carlos (siempre Carlos) me regaló este cuaderno en mitad del Raval, guardó a su hermano gemelo entre sus manos, y decidimos que cada día de mi viaje a Senegal habría un texto y una foto… y un hilo más entre él y yo… 

Carlos, al que le brotan árboles entre las sábanas; Carlos, el que, a modo de espejo, me devuelve la imagen mejorada de mí misma, la Laura que quise ser y que reaparece y se ve clara a su lado; Carlos, que me canta una nana nueva para mecerme: “ligereza, Laura, ligereza”.

La ligereza me trae hasta este avión de madrugada, donde te veo contento, cansado pero contento.

Hay un asiento vacío entre nosotros pero esta noche, esta noche sin tiempo y sin lugar, entre los dos tejemos un puente, una pasarela de tu yo a mi yo, de tu continente a mi continente, que en unas horas desembocará en brazos de tus hermanos en mitad del aeropuerto de Dakar.

Antes de que el cansancio lo ocupe todo tengo tiempo de preguntarme: ¿les gustaré?, ¿me aceptarán?... Ahora sólo queda la ligereza…


jueves, 8 de noviembre de 2012

SENEGAL: palabras e imágenes



A mediados de agosto, en Barcelona, unas semanas antes de viajar a Senegal por primera vez con Aziz para conocer su país, su familia y un poquito más de él y de mí,  decidí que, porque el viaje y yo nos lo merecíamos, cada uno de los quince días que duraría nuestro periplo escribiría un texto y seleccionaría una foto…

¿Por qué? Para engañar al olvido, tal vez…

Mi propósito sufrió modificaciones durante el trayecto adaptándose, como buen viajero, a las circunstancias inesperadas que se fueron cruzando en nuestro camino,  pero conseguí cumplir algunos de los objetivos y rellenar bastantes hojas de mi cuaderno con retazos de Senegal y, sobre todo, con retazos de mí…

Porque a veces siento que solo soy yo si escribo, que solo veo si escribo, que solo estoy aquí si escribo.

El cuaderno ha dado vueltas en mi mesa y en mi cabeza hasta que esta mañana me ha pedido salir, tal vez para agradecer a Senegal todo lo que nos dio (y nos da) haciendo lo único que sabemos hacer.

Bon voyage!!