sábado, 10 de noviembre de 2012

LIGEREZA (día 0)


En mitad del aire, entre el  17 y el 18 de agosto de 2012



Un no-tiempo, un no-lugar donde dos personas (dos que son dos y no son uno ni mitades) se enfrentan a sus propios miedos: tu miedo a volar y mi miedo a… ¿a que vueles?

Mucho antes de subir a este avión ya sentí que el viaje comenzaba. Comenzó en Barcelona al comprar las sandalias con las que quería caminar sobre la arena, bajo la lluvia, entre la gente, adentro de mis calles abarrotadas, en los márgenes difusos de esta relación, hacia esa parte de ti que es tu raíz y que te atraviesa, te vertebra y, al ver la luz, da frutos.

Comenzó cuando Carlos (siempre Carlos) me regaló este cuaderno en mitad del Raval, guardó a su hermano gemelo entre sus manos, y decidimos que cada día de mi viaje a Senegal habría un texto y una foto… y un hilo más entre él y yo… 

Carlos, al que le brotan árboles entre las sábanas; Carlos, el que, a modo de espejo, me devuelve la imagen mejorada de mí misma, la Laura que quise ser y que reaparece y se ve clara a su lado; Carlos, que me canta una nana nueva para mecerme: “ligereza, Laura, ligereza”.

La ligereza me trae hasta este avión de madrugada, donde te veo contento, cansado pero contento.

Hay un asiento vacío entre nosotros pero esta noche, esta noche sin tiempo y sin lugar, entre los dos tejemos un puente, una pasarela de tu yo a mi yo, de tu continente a mi continente, que en unas horas desembocará en brazos de tus hermanos en mitad del aeropuerto de Dakar.

Antes de que el cansancio lo ocupe todo tengo tiempo de preguntarme: ¿les gustaré?, ¿me aceptarán?... Ahora sólo queda la ligereza…


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